Los padres del pequeño Lener Daniel no imaginaron que tendrían que presenciar la desgracia de ver a su hijo, de un año y cuatro meses, muerto, flotando sobre una acequia.
Eso sucedió mientras Dani Linares Jiménez, de 35 años, el padre, realizaba sus labores agrícolas acostumbradas. En ese momento, la madre, Santos Peche Ramírez (33), cocinaba el almuerzo del día, mientras su pequeño niño jugaba cerca de ella.
“Había niños jugando en la puerta de mi casa. Mi niño iba y venía, yo lo miraba, mientras cocinaba el almuerzo. Estaba segura de que estaba bien. Jugaba, reía”, dice Santos, con lágrimas que le recorren las mejillas.
No pudo saber cuánto tiempo dejó de ver a su pequeño, pero Santos advirtió que se ausentaba demasiado, que ya no estaba con los otros niños ni escuchaba sus gritos ni sus risas. La sensación de tragedia la embargó. Temió lo peor. Dejó la cocina y lo buscó donde los demás pequeños. No estaba. Miró a los alrededores y tampoco lo halló. Más allá, a 20 metros, aproximadamente, estaba la acequia.
Su instinto de madre la condujo hasta el cauce. Lo que vio la dejó paralizada: su pequeño Daniel, de casi un año y medio, yacía flotando entre las aguas turbias.
Dani y Santos llevaron su hijo hasta el Hospital Regional Docente de Trujillo. El pequeño ingresó muerto. (Satélite)