Misa por 85 años del natalicio de doña Clementina Peralta

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Misa por 85 años del natalicio de doña Clementina Peralta

 

Clementina Peralta de Acuña, la ejemplar madre del alcalde de Trujillo y presidente de la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE), César Acuña Peralta, cumplirá este viernes  85 años de su nacimiento.  Aunque ella falleció el dos de marzo del 2005 sigue presente en el corazón no sólo de sus doce hijos sino también en el de muchas personas que conocieron su bondad.

 

Ella fue una mujer campesina, que pese a no ir a la escuela y que su esposo (Héctor) con apenas primero de primaria y esforzado labrador en Tacabamba (Chota, Cajamarca), forjó con mucho coraje a doce hijos, ahora exitosos profesionales y empresarios, en base a la educación.

 

En  homenaje a ella será oficiada una misa en la Catedral de Trujillo, este viernes 20 a las once de la mañana, a la que asistirán el pleno de sus hijos, personal que labora en la Fundación que lleva su nombre y en la que se educan de manera gratuita alrededor de tres mil niños de condición humilde,  militantes y simpatizantes de Alianza Para el Progreso y personal docente y administrativo de la Universidad César Vallejo.

 

Doña Clementina Peralta con el deseo que sus hijos tuvieran un mejor futuro y no corran la misma suerte de su padre, próspero agricultor y comerciante,  impulsó para que la familia Acuña-Peralta abandone la rústica casita y la parcela en el caserío Ayaque, para que estudien en la escuela del pueblo: Tacabamba.

 

“Mi madre tuvo el coraje de educarnos. Ella fue la mejor maestra que hemos tenido en la vida”, confiesa César Acuña Peralta.

 

“Deben imaginarse por qué adoro tanto a mi madre y cómo quiero a las mujeres, en especial a las más humildes. Al ver sus rostros es como estuviera viendo el rostro de mi madre”, expresó emocionado cuando recibió como regalo un busto de la imagen de doña Clementina Peralta.

 

Ella es ejemplo de valor, coraje, honestidad y sacrificio maternal. Hacía “malabares” para alimentar y enviar a estudiar a sus pequeños y numerosos hijos. “Mi vida es un milagro de Dios, que me sigue alumbrando hasta hoy”, declara con humildad y sinceridad  César Acuña.

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