Jesús Sánchez llegó de Colombia a México con dos kilos de cocaína en el estómago. Pasó filtros de seguridad y ni un perro entrenado lo descubrió.
El plan parecía funcionar a la perfección. El colombiano Jesús María Sánchez Corredor llegó a México con dos kilos de cocaína. Pasó por filtros de seguridad, la aduana, la revisión de un par de policías federales y un perro entrenado en detectar drogas… y nadie lo descubrió.
Pero el escondite donde los llevaba no resistió. Estaban ocultos dentro de decenas de condones que se tragó. Dos de ellos se reventaron en su estómago y el hombre finalmente murió dentro de un hotel en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Su cuerpo ahora permanece en una gaveta del Forense capitalino, en espera de que alguien lo reclame.
Jesús María Sánchez Corredor tenía 64 años y era originario de Bogotá. Él fue el transporte de la droga, de acuerdo con lo asentado en la averiguación previa FCH/ CUH6/T2/621/14-05 a la que Excélsior tuvo acceso.
Según el informe, el pasado 29 de abril llegó a la Ciudad de México. Venía en un vuelo procedente de Colombia. Tras pasar por los filtros de seguridad del aeropuerto, se encaminó hacia el centro de la ciudad. Llegó al hotel Marlowe ubicado en calle Independencia número 17.
Ahí mostró su pasaporte, se registró y pagó una habitación para dos días. Nadie lo vio salir más, según declaró el gerente del lugar Juan Manuel Concha González.
Las autoridades suponen que esperaba contactarse con alguien, pues la recamarera, Angélica González, declaró que en diversas ocasiones le llamaron por teléfono pero él nunca respondió. Quien le llamaba, presumen, era la persona a la que debía entregar la droga.
Luego de dos días, cerca de las 11:00 de la mañana del 1 de mayo, la misma recamarera González entró a la habitación para hacer la limpieza. Y ahí sobre la cama estaba el cuerpo sin vida del Sánchez Corredor. Lo encontró bocarriba, y de la comisura de sus labios salía un poco de sangre.
En el tocador había una botella con agua, un reloj y un libro. Al lugar se presentaron policías capitalinos y personal de la Procuraduría del DF.
Debido a que no presentaba lesiones, lo primero que supusieron fue que había fallecido por un paro cardiaco. Sin embargo, cuando lo llevaron al forense, los especialistas que le practicaron la autopsia descubrieron dentro de su cuerpo los condones rellenos con cocaína.
Según el informe pericial, eran 44 paquetes de látex los que estaban aún completos. Otros dos se habían reventado. Tras analizarlos y pesarlos, confirmaron que se trataba de dos kilos de cocaína pura. Hasta ahora las autoridades no han localizado a ninguno de sus familiares.
Funcionarios de la Procuraduría se pusieron en contacto ya con la embajada de Colombia para hacerlo. (Diario Excelsior).