¿ La Corrupción también se hereda ?

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Por: Darwin Portales.

soborno

Hace poco fuimos testigos de una vergonzosa realidad. En un vasto recorrido lleno de corrupción, varios policías aceptaban un “arreglito”. “Ya pe’ jefe me olvidé el casco” o “Es la primera vez pe´ jefe”, estas frases por demás melcochudas se han convertido en un lenguaje cotidiano entre los que comandan un volante. Viveza del peruano dicen algunas personas o replican la célebre frase “ESTAMOS EN EL PERÚ, AQUÍ TODO SUCEDE”

 

Como vemos, la corrupción en el Perú no tiene vallas institucionalistas. ¡Caray! Todo es coima. Todos hemos sobornado alguna vez, desde la pueblerina que va al mercado, hasta la más conservadora señora pituca. Desde el colegial que deja un sencillo a su compañero para que le pase la tarea, hasta el más alto empresario que pregona “regalitos” para ganar licitaciones millonarias. Pero no solo hablamos de dinero, pues una mal llamada “influencia”, hoy también puede ser llamada coima.

 

¡Somos peruanos pues! , nos gustan las cosas fáciles, la criollada. Pero vayamos al fondo de esto, pues nuestra corrupción es una de las peores herencias de la sociedad virreinal, no eliminadas por las clases dominantes de la República, porque ellas mismas la necesitaban para seguir perpetuando su dominio. Desde la cúspide del aparato estatal han promovido ese comportamiento hasta convertirlo en un modo de pensar, de vivir, de lograr beneficios para los suyos. ¿Cuántos aprovechadores de los recursos del Estado no actúan con los mismos procedimientos y propósitos, con la misma lógica y justificación de sus actos corruptos?. Ciertamente nos quejamos de los tristementes personajes que pasaron por nuestro alicaído congreso, desde un “come pollo”, hasta una “roba cable”. Tiene todo el derecho de indignarse al conocer sus más viles historias de corrupción. ¿Se dio cuenta que una sencilla coima, puede ser precedente para una plaga terrible, la cual llamamos corrupción?.

 

Se ha preguntado , ¿Qué hago para cambiar la realidad?. Una solución puede ser muy sencilla, no pagues para que te agilicen las cosas o para recibir beneficios que van a perjudicar a otros. Invierte ese dinero para seguramente hacer feliz a tus familiares y no alimentar la codicia de otros. O acaso te consideras lo suficientemente tonto para mantener a un parásito como es un “coimero”. No vivamos del facilismo; bien dicta la frase popular lo que fácil viene, fácil se va.

 

En tus manos está formar con los tuyos una ideología educadora, tolerante y sobre todo honesta. Y si no es así, no se avizora una solución cercana y seguirá la herencia…   

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